POR HERBERT ROMERO
Líder de Vecinos Ayudando Vecinos | Vecinos Apoyando Vecinos
Como orgulloso salvadoreño y vecino de este hermoso valle que llamamos hogar, llevo conmigo las historias de resiliencia, lucha y determinación inquebrantable que a menudo definen el viaje del inmigrante.
Mis padres me trajeron a este hermoso y valiente país con esperanza en sus corazones—y les estoy eternamente agradecida. Mi abuela, mis tías y mis tíos huyeron de la guerra civil en El Salvador en la década de 1980 y construyeron una nueva vida aquí, convirtiéndose finalmente en orgullosos ciudadanos estadounidenses.
Sus historias no son una excepción.
Sus historias no son únicas. Este país se ha hecho fuerte gracias a personas positivas, trabajadoras y centradas en la familia, procedentes de Sudamérica, Centroamérica y México—¡¡nuestra cultura!
Nuestras comunidades de inmigrantes pagan impuestos en todos los sentidos—ventas, nóminas, propiedad—sin embargo, a menudo no reciben ningún retorno por sus contribuciones financieras. Demasiados se aprovechan de ellos, violan sus derechos e ignoran su dignidad.
Y, sin embargo, muchos perseveran. Se quedan. Siguen el largo y a menudo doloroso proceso legal para convertirse en residentes y, finalmente, en ciudadanos. Crean empresas, crían a sus hijos, trabajan como voluntarios en las escuelas y se apoyan unos a otros, como haría cualquier buen vecino.
Brené Brown nos recuerda en su libro *Rising Strong* que el privilegio nos permite elegir cuando nos vemos afectados por la injusticia.
Para aquellos de nosotros que no podemos elegir, el privilegio nos permite elegir cuando nos vemos afectados por la injusticia.
Para aquellos de nosotros que vivimos sin miedo a ser interrogados, detenidos o separados de nuestros seres queridos, debemos reconocer que esta misma capacidad—de sintonizar y desconectar—es un privilegio que muchos en nuestra comunidad inmigrante no pueden permitirse. Nuestros vecinos viven con la incertidumbre todos los días, no sólo cuando está en las noticias o es conveniente preocuparse.
Por lo tanto, les pido a todos ustedes que nos ayuden a superar esta situación.
Así que os pido, como vecinos, que reflexionéis con humildad, que escuchéis con el corazón abierto y que habléis con amor. Creemos una comunidad donde cada voz sea escuchada, cada historia honrada y cada persona vista.
Con profunda gratitud y esperanza,
Herbert Romero
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